jueves, 30 de agosto de 2018

Nuestro amor en el arco iris






Nuestros cabellos flotan en aire enrojecido

mientras su cuerpo pende hecha color su carne


de los siete colores tendidos en un arco


sobre el cielo de hule herido por sus ojos.

¿Por qué siempre rehúyes el encerrar tu carne


en mi carne cuajada de flores y de heridas


abiertas con puñales en madrugadas blancas


llegadas del desierto entre nubes de polvo?

Nuestros cabellos flotan en la curva del aire


envueltos entre ráfagas de crímenes violentos


y manos inocentes quieren lavar la sangre


derramada en la tierra por el primer amor.




Jose Maria Hinojosa

Cancion homenaje a Pablo Neruda







Ésta conción es un homenaje a un poema de
Pablo Neruda, y dice así:

Que triste sería se como quieren que seas,

Que triste sería ser como quieren que seas

Si vas a llorar que sea de la mera alegría,

no dejes tu vara a la pena

ni a la melancolía,

cierra problemas como dudas deudas

o la apatía neuras disfruta que madura

toda la vida.

Si vas a morir que sea del gusto,

no de la envidia,

aunque si vas a matar que sea del susto,

no a sangre fría.

Las gracias o el brazo a torcer,

ni veneno ni disgustos a lo sumo garantías,

si vas a echar que de menos en falta

una mano que tropiece y no se levanta lo mas

esperanza por tierra por la borda

los sueños bastante que nos alcanzan

para tirarlos de una barca, sin remos.

Si tienes que luchar

que sea por ello  y si vas a perder

que sea la verguenza o tu miedo,

de robar que sea un beso aplauso el corazón

y si te van a dejar algo que sea esta canción,

que menos.

Todos tenemos el poder de elegir,

aunque nos tengan maniatados podemos decidir.

Que triste sería ser como quieren que seas

Todos tenemos el poder de elegir

aunque el destino esté marcado  no lo está el por venir

Que triste sería ser como quieren que seas

Si vas a dejarme que sea sin habla,

que se me caiga la baba y no pueda articular palabra,

si vas a bailar que sea de todo menos el agua,

jazz, vals o danza
,
de romper que sea una lanza

a favor del que no pueda avanzar,

por mover el que no te lleva la venganza al dolor,

que si vas a mirar sea por los de tu alrededor,

ni por encima del hombre ni a tu ombligo.

Si vas a pecar que sea de inocente,

de callar con un beso, de evitar lo evidente,

quejarse de placer y hacer de tripas corazón,

perder la razón porque el corazón

a veces se siente en el vientre y siempre que

vayas a caer que sea la cuenta

y cuenta conmigo siempre como un amigo,

amigo lo que digo, lo que intento decir,

es que quien sea feliz,

lo sea hasta el último suspiro.

Todos tenemos el poder de elegir

aunque nos tengan maniatados podemos decidir.

Que triste sería ser como quieren que seas.

Todos tenemos el poder de elegir
,
aunque el destino esté marcado no lo está el por venir.

Que triste sería ser como quieren que seas.

Llámame loco, pero en serio,

creo que no existen las malas acciones,

sino una mala forma de ejecutarlas.

Así que por qué empeñarse

en las modas y en ser como el resto,

si el valor, el verdadero valor,

es ser individual, es lo que pienso yo almenos….

y que menos que si vas a ser algo en la vida,
que seas especial.


Raiden

martes, 23 de enero de 2018

Los hijos olvidaran





El tiempo es un animal extraño. Se parece a un gato, hace lo que le da la gana.
Te mira astuto e indiferente, se marcha cuando le suplicas que se quede y se queda inmóvil cuando le pides por favor que se vaya.
A veces te muerde mientras ronronea o te araña mientras te besa.
El tiempo, poco a poco, me liberará de la extenuante fatiga de tener hijos pequeños. De las noches sin dormir y de los días sin reposo.
De las manos gorditas que sin parar me agarran, me escalan por mi espalda, me cogen, me rebuscan sin restricciones ni vacilaciones.
Del peso que llena mis brazos y dobla mi espalda. De las voces que me llaman y no permiten retrasos, esperas, ni vacilaciones.
El tiempo me devolverá el ocio vacío de los domingos y las llamadas sin interrupciones, el privilegio y el miedo a la soledad.
Aligerará, tal vez, el peso de la responsabilidad que a veces me oprime el diafragma.
El tiempo, sin embargo, inexorablemente enfriará otra vez mi cama, que ahora está cálida de cuerpos pequeños y respiros rápidos.
Vaciará los ojos de mis hijos, que ahora desbordan un amor poderoso e incontenible.
Quitará desde sus labios mi nombre gritado y cantado, llorado y pronunciado cien, mil veces al día.
Cancelará, poco a poco o de repente, la familiaridad de su piel con la mía, la confianza absoluta que nos hace un cuerpo único. Con el mismo olor, acostumbrados a mezclar nuestros estados de ánimo, el espacio, el aire que respiramos.
Llegarán a separarnos para siempre el pudor, la vergüenza y el prejuicio. La conciencia adulta de nuestras diferencias.
Como un río qué excava su cauce, el tiempo peligrará la confianza que sus ojos tienen ante mi, como ser omnipotente. Capaz de parar el viento y calmar el mar. Arreglar lo inarreglable y sanar lo insanable.
Dejarán de pedirme ayuda, porque ya no creerán que yo pueda en ningún caso salvarlos.
Pararán de imitarme, porque no querrán parecerse demasiado a mi. Dejarán de preferir mi compañía respecto a la de los demás ( ¡y ojo, esto tiene que suceder! )
Se difuminarán las pasiones, las rabietas y los celos, el amor y el miedo. Se apagarán los ecos de las risas y de las canciones, las nannas y los “Había una vez” acabarán de resonar en la oscuridad.
Con el pasar del tiempo, mis hijos descubrirán que tengo muchos defectos y, si tengo suerte, me perdonarán alguno.
Sabio y cínico, el tiempo traerá consigo el olvido.
Olvidarán, aunque yo no lo haré. Las cosquillas y los “corre corre” , los besos en los párpados y los llantos que de repente paran con un abrazo.
Los viajes y los juegos, las caminatas y la fiebre alta. Los bailes, las tartas, las caricias mientras nos dormimos despacio.
Mis hijos olvidarán que les he amamantado, mecidos durante horas, llevado en brazos y de la mano. Que les he dado de comer y consolado, levantado después de cien caídas.
Olvidarán que han dormido sobre mi pecho de día y de noche, que hubo un tiempo en que me han necesitado tanto, como el aire que respiran.
Olvidarán, porque esto es lo que hacen los hijos, porque esto es lo que el tiempo elige.
Y yo... yo tendré que aprender a recordarlo todo también para ellos, con ternura y sin arrepentimiento, ¡gratuitamente! y que el tiempo, astuto e indiferente, sea amable con esta madre que no quiere olvidar…

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