miércoles, 1 de abril de 2009

Descanso

Con ternura,
con paz,
con inocencia,
con una blanda tristeza o el cansancio,
que viene a ser un perro fiel que acariciamos,
estoy sentado en mi sillón y soy feliz,
y soy feliz,
porque no siento la necesidad de pensar algo preciso.
Con una fatiga que no es un desengaño,
con un gozo que no alienta esperanzas,
estoy en mi sillón,
y estoy en algo que quizás sólo es amor.
Sé que floto y nada me parece sin embargo indiferente;
sé que nada me alegra ni me duele y que sin embargo todo me enternece;
sé que eso es el amor,
o que quizá solamente es un dulce cansancio;
sé que soy feliz porque no siento la necesidad de pensar algo preciso.
Gabriel Celaya



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