domingo, 9 de noviembre de 2008

Desafiando a la vejez




Cuando yo llegue a vieja
-si es que llego-
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas como una delicada orografía de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte blanca mi cabellera para dormirme temprano
-como corresponde-
cuando vengan mis nietos a sentarse,
sobre mis rodillas enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón estará
-rebelde-
ticta que ando
y las dudas
y los anchos horizontes también saludarán mis mañanas.

Gioconda Belli

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