lunes, 10 de noviembre de 2008

El hada y el pastor

Se dice,
que cuando en el bosque aún era fácil ver gnomos y duendes,
a árboles enormes hablando entre ellos y hadas.
Una de estas criaturas,
un hada de belleza inmensurable,
quedó prendada de un joven pastor,
que paseaba inocente siempre por el mismo camino
hasta un mismo punto del bosque,
casi pisando sus propios pasos día tras día.
Cuando el hada declaró su amor al pastor,
éste,
sonriente le dijo al hada,
que los dos podrían aprender a quererse
conociéndose poco a poco.
Y sin decir más se fue deshaciendo el camino,
el mismo camino que hacía cada día.
El hada,
deshecha y desilusionada no se contentó con la respuesta del pastor.
Todos sabemos que en el mundo mágico
no todas las cosas son como en el mundo de los humanos
y es que si sólo con pensar en algo podemos tenerlo,
para qué esperar al curso natural de las cosas.
Al día siguiente,
el hada tocó con sus labios los labios del joven pastor,
una vez que éste había llegado al mismo sitio en el que se paraba siempre
y el pastor se transformó en un árbol grande y hermoso,
y el hada en la planta a la que dio nombre,
la hiedra.
Y así,
el pastor fue condenado a vivir eternamente abrazado a su hada,
que como todas las hiedras que se enredan en los árboles,
los abrazan hasta la muerte.

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